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El eco (II)


Esta es la segunda parte de la historia. Puedes ver la primera aquí.

 
Fabrice se levantó, atónito.
- ¿Jacob? ¿Emilie?
- Uff... alguien me ha empujado. -se quejó Jacob mientras intentaba levantarse del suelo.
- ¿Qué? ¿Quién te ha empujado? -preguntó Fabrice.
- Pues no somos muchos aquí, Fabrice. ¿Has sido tú? No te he visto porque ya se había ido la luz.
- ¿Cómo voy a ser yo?
- No veo nada. Oye, ¿no habías traído velas?
- Es cierto. -recordó Fabrice. Se incorporó y fue hacia la puerta, que ahora estaba cerrada. Rebuscó en la bolsa y sacó una vela y las cerillas. Con ellas, encendió la vela. Antes de volverse hacia el salón, reparó en la puerta que estaba delante de él, que daba al pasillo. Lentamente, puso la mano en el picaporte e intentó abrirla.

La puerta se abrió normalmente.

Fabrice respiró aliviado y se giró hacia el salón, para encontrarse repentinamente con Emilie, que se encontraba de pie justo detrás de él.

Fabrice se llevó un susto mayúsculo que le hizo tirar al suelo la vela. Pudo ver el rostro de Emilie durante un segundo, pero quedó sobrecogido por él. Su piel era más pálida de lo normal, y con una expresión que Fabrice no acertaba a explicarse, ya que no transmitía absolutamente ningún sentimiento: ni rabia, ni sorpresa, ni siquiera indiferencia. Nunca había visto tal expresión en ninguna persona que él hubiera conocido.

- ¡Emilie! -gritó Fabrice. Del susto, se apartó y se golpeó con la puerta. Dolorido, se agachó para recoger la vela que, curiosamente, no se había apagado. Al girarse de nuevo vio, en el centro del salón, a Jacob que ya se había levantado. Y a Emilie sentada en la silla, desmayada. Fabrice, desconcertado, preguntó:

- ¿Emilie?
- Aquí, Fabrice, ¿dónde iba a estar? Y deja de gritar. -contestó Jacob, que había comenzado a desconectar todos los cables. -Nos vamos.
- ¿Nos vamos? -preguntó Fabrice, aún desorientado.
- Naturalmente -dijo un Jacob cargado de razón. -Emilie se ha desmayado y la luz se ha ido. Tenemos que llevar a Emilie a casa a descansar. Ayúdame.
Fabrice se dispuso a coger de los pies a Emilie para cargarla entre los dos, pero Jacob se lo impidió:
- Yo de los pies, tú de los brazos.
- ¿Qué más da?
Jacob no respondió y empujó ligeramente a Fabrice, desplazándolo de su sitio. Éste, sin protestar, se colocó a la espalda de Emilie para cogerla de los brazos.

Entre ambos, llegaron trabajosamente hasta la puerta del salón. Justo cuando iban a pasar al pasillo, Jacob se detuvo en seco.
- No te pares, que pesa bastante -protestó Fabrice. -¿Qué ocurre? ¿Por qué te paras?

Jacob se había puesto pálido y miraba fijamente hacia la ventana del salón.

Fabrice se volvió como pudo, y pudo ver a Emilie de pie, junto a la ventana, mirando a través de ella.

Fabrice miró asustado al cuerpo que sujetaba entre sus brazos. Sin duda, era Emilie. Pero también podía ver a Emilie, frente a la ventana.

- ¿Qué esta pasando, Jacob? -musitó en voz baja.

Jacob negó con la cabeza, sin decir nada.

- Voy a ir a ver, Fabrice. Quédate aquí.

Dejaron lentamente el cuerpo de Emilie en el suelo. Fabrice se quedó con ella, arrodillado en el suelo. Jacob cogió la vela encendida y, lentamente, atravesó el salón avanzando hacia la ventana. Fabrice contenía la respiración. La lluvia del exterior golpeaba en las ventanas. El suelo del salón sonaba a cada paso que Jacob daba, pero Emilie no se movía de la ventana, como si no oyera nada.

Al llegar junto a ella, Jacob intentó hablarla:
- ¿Emilie?

No obtuvo respuesta. Jacob avanzó por su lado derecho para mirarla a la cara e iluminarla con la vela. Al hacerlo se sorprendió. Su piel era increíblemente lisa y de un color azulado, dándole un aspecto antinatural que resultaba desagradable. Su expresión era perturbadoramente inexpresiva, como si no hubiera nada de vida en ella. Su pecho no se movía al respirar. Era como una estatua, salvo porque pestañeaba lentamente cada pocos segundos.

Jacob levantó una mano hacia el hombro de Emilie, pero a medio camino apartó la mano, asustado.

- ¡Jacob! ¿Qué ocurre? -quiso saber Fabrice.

Sin decir nada, Jacob lo intentó otra vez. Su mano quedó suspendida en el aire, y finalmente la apartó.

- No puedo tocarla, Fabrice. Es como si el aire se volviera esponjoso a su alrededor y me impidiera tocarla.

Fabrice, asustado, miró al cuerpo de Emilie en el suelo. Ésta permanecía desmayada.

- Emilie... -comenzó Jacob. No contestó.
- ¿Emilie? ¿Puedes oírme?
Silencio.
Jacob chasqueó los dedos varias veces, al lado de los oídos de Emilie. No surtieron ningún efecto visible.

- Jacob -preguntó Fabrice - ¿esto es por algo que hemos hecho?
- Ni idea -respondió ést.e
 - ¿Y qué hacemos? ¿Podemos hacer que vuelva a la normalidad?
- Tampoco lo sé.

- Emilie, preciosa... -Jacob empezó a hablar con tono cariñoso a Emilie - puedes...

En ese momento, Emilie se volvió hacia él, mirándole fijamente. Su expresión empezó a cambiar rápidamente, frunciendo el ceño y apretando los labios. Jacob, asustado, retrocedió algunos pasos, pero Emilie le siguió. Su piel lisa empezó a arrugarse. Sus ojos empezaron a volverse negros como el azabache. Su boca comenzó a abrirse, como si Emilie fuera a proferir el grito más horrible del mundo... y gritó.

Sin embargo, a pesar de que Emilie parecía estar gritando con todas sus fuerzas, ningún sonido salió de su garganta. Sólo se podía escuchar los pasos hacia atrás que Jacob daba. Éste gritó de puro horror. Emilie, súbitamente, levantó los brazos y le puso las manos en el cuello, para intentar ahogarle. Jacob sintió la falta de aire y se llevó las manos a su propio cuello, agarrándolo. No sentía ninguna presión aparte de la suya propia, pero no podía respirar. Cayó al suelo, con Emilie encima de él ahogándole.

Fabrice se levantó y corrió a ayudarle, pero Jacob era muy corpulento y rodó por el suelo, librándose de Emilie. Cuando intentaba recuperarse, Emilie se levantó y le propinó una patada en la cabeza, que le hizo sangrar por la nariz y lo dejó sin sentido. Después de eso, Emilie se giró hacia Fabrice. Éste se paró en seco al verla. Emilie comenzó a caminar hacia él, sin borrar la expresión de grito de su cara. Fabrice retrocedió, horrorizado por la imagen. Tropezó con el cuerpo de Emilie en el suelo y cayó hacia atrás.

Emilie llegó hasta él y se detuvo, observándole. Fabrice respiraba entrecortadamente y levantó las manos para protegerse de ella, lloriqueando. Emilie, imperturbable, le miraba sin retirar la mirada.

Acto seguido, se giró y salió del salón.

Pasados unos segundos, Fabrice, que aún estaba asustado, se levantó y, con mucho cuidado, se asomó al pasillo. Emilie se encontraba en el centro del pasillo, mirando hacia la pared. Parecía encontrarse tranquila.

Fue corriendo hacia Jacob para ayudarle.

- ¡Jacob! Jacob, ¿estás bien? ¡Jacob, dime algo! -sacudió a su amigo por los hombros, pero éste no respondía.

Volvió a mirar hacia el pasillo. Emilie seguía en el pasillo, en la misma postura.

De pronto, Fabrice reparó en que no estaba enfrente de la pared del pasillo. Estaba enfrente de una puerta.

La puerta del sótano que Jacob había cerrado con llave cuando llegaron a la casa.

Continuará...

Comentarios

  1. Noooooo!!!! No lo puedes dejar ahiiii! Jope!! Madre mia que bien escrita esta la escena. Te puedes creer que yo,que adivino todas mas pelis, ni me imagino como va a acabar?! Como me gusta leerte

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  2. Gracias Cris!! Todavía quedan dos partes, así que queda algo de historia todavía :) Espero guardar todo el desenlace para el final, aunque ya hay pistas en las dos primeras partes.

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  3. Yo también estoy totalmente perdida. Estoy con Cristina en que es muy visual. Lo estás leyendo y lo estás viendo. Pero no alcanzo a adivinar cómo va a seguir. A ver por dónde lo llevas ;). Por lo pronto me está gustando :D

    Besitos ^^

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  4. Ahora estoy sintiendo presión :) Espero que guste el desenlace. De hecho me estoy pensando en meter o retocar algunas cosas de lo que tenía pensado...

    El caso es que me gustaría escribir las 2 partes restantes (me daría para 5, pero los "cortes" entre una parte y otra no quedarían bien) seguidas las dos, y publicarlas con pocos días de espacio. La tercera parte deja las cosas muy a punto de resolverse y no me gustaría que pasaran no sé, 10 días hasta que se publicara la siguiente.

    Me alegro de que te guste! Besos!

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  5. Se me ha olvidado decir que posiblemente sea tan visual porque la idea fue un guión de cortometraje que no llegué a terminar, y que he reaprovechado para el blog (metiendo más cosas que en un texto quedan bien y en un corto no).

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  6. ¡¡Kikeeee!! ¡¡que yo esperaba otra parte hoy!! :P

    Jajajajaja ;)

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  7. Agg... lo sé!! Estoy escribiendo las dos últimas partes juntas, para publicarlas juntas, porque... bueno, porque tiene sentido que se publiquen muy juntas :P Me requiere bastante concentración, y últimamente no tengo tiempo para concentrarme "tanto"... pero poco a poco sigo escribiéndolas. Paciencia, que llegarán!! Y merecerán la pena (espero).

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